Por Clara Vanegas Rábago.
Considerando que cada época nos pide manifestaciones artísticas diferentes, en concordancia al humanismo que se esta viviendo, en el caso de las Artes Plásticas y partiendo de conceptos filosóficos como la búsqueda del sentido de la vida, buscando el equilibrio entre el sentido utilitario y los satisfactorios emocionales e incluso espirituales, propongo que las obras artísticas, en este caso la pintura y la escultura, salgan de las galerías y se integren a la vida pública como en parques, camellones, glorietas, centros comerciales o edificaciones de servicios públicos como escuelas, hospitales hoteles, dependencias del gobierno y así formar parte de la cotidianidad de la gente.
Como diría el pintor y vitralista Narcisus Cuagliata “Hay espacios para vivirse y espacios para sentirse” y siendo nuestra época una sociedad muy desequilibrada, con grandes avances tecnológicos pero con un humanismo enano, esta frase adquiere gran relevancia y nos invita a meditar el vivir con armonio y equilibrio, dando la misma importancia a los aspectos materiales, emocionales y espirituales del ser humano, siendo el Arte una herramienta indispensable para lograrlo.
El Arte debe dejar de verse solo desde su aspecto estítico y ornamental, redirigirse a las necesidades de la sociedad contemplando a los seres humanos como seres holísticos, es por esto también la importancia de integrar las Artes Plásticas a la Arquitectura, ya que mientras en la plástica se exponen problemas de tipo ontológico y antropológico, la arquitectura es el medio en el que constantemente nos desenvolvemos y uno de los elementos que influye directamente en el estado de animo de las personas que lo habitan. Creemos que el resultado de esta integración puede formar sensibilidad y conciencias con respecto a las problemáticas que vivimos.
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